Origen de los sonorenses
PRIMERA PARTE: DE DONDE VENIMOS

Por Francisco Solana Martínez del Campo
Puede afirmarse que los habitantes de Sonora en el pasado, durante el cenolitico, (nueva lítica) hayan desarrollado los primeros proyectiles de piedra con forma acanalada, este particular detalle en las puntas de piedra les permitía atarlas con seguridad al astil, amarradas con las fibras que recién habían aprendido a utilizar para su beneficio, estas fueron llamadas por los estudiosos como “puntas Clovis” y “puntas Folsom” primitivas herramientas que facilitaron enormemente la vida para aquellos habitantes de Sonora.
Muchos años han pasado desde que los humanos cruzaron por tierras de Sonora para dirigirse hacia el sur…
En aquellos horizontes cenoliticos cuyas etapas se calculan hace 14 mil años, muchas historias no escritas se ventilan al amparo del tiempo.
Para aquella remota agrupación de individuos, la vida era una competencia por la sobrevivencia, en aquellos años aparecen los primeros utensilios de molienda de granos, mismos que pudieron ser diversidad de semillas de pastos y otras gramíneas, trituradas en morteros primitivos que habrían de originar más tarde los metates y los molcajetes.

Este interesante proceso tecnológico pudo beneficiar a cientos de generaciones de humanos hasta el presente, ya que aun hoy, metates y molcajetes que son de uso cotidiano para muchas familias mexicanas.
En esos años aciagos, se perfeccionan y domina el uso de fibras vegetales para la confección de cuerdas, redes de carga y bolsas, con lo cual estaban listos para emprender un peregrinaje extraordinario.

Es cierto que entre la gente de Sonora, a través del tiempo, han contribuido a perfilar la historia nacional, inclusive en algunos casos con sacrificios enormes como las migraciones acontecidas por diferentes causas, una de ellas podría ser el engaño con el que fueron arrancados de su tierra los Yaquis y los Mayos, durante el gobierno de Porfirio Días, para llevarlos con engaños y falsas promesas a las tierras de Yucatán a trabajar sin salario a las haciendas henequeneras.
Estos hacendados yucatecos, generalmente árabes y españoles, aunque habría varios mexicanos también, usaban la fuerza de trabajo no remunerada para aumentar sus ingresos en la fabricación de fibras textiles a partir de maguey, ninguno de esos explotadores pensaría en la solución que dieron los Yaquis y los mayos llevados en tren… pues se devolvieron a Sonora caminando…
Otros no corrieron con la misma suerte pues fueron a dar a la península ibérica y fueron obligados a combatir en la guerra del Rif, en África del norte, ellos no pudieron regresar, no obstante, existen otras historias que se guardan aun en los tinteros, veladas por tratarse de acontecimientos remotos, olvidadas otras veces por el desconocimiento.
En esta ocasión comentare algunos datos acerca de un grupo de individuos realmente excepcionales, quienes igual que los yaquis y los mayos, realizaron caminatas enormes para regresar a su hogar. Se trata de un grupo de nómadas chichimecas que habiendo partido del noroeste llegaron hasta Panamá, el Salvador y Costa Rica, para retornar caminando con el mismo espíritu inauta que caracteriza al sonorense y que les ayudó a probar suerte en diferentes ocasiones, como en esta historia antigua que pretendo relatarles.
Existió en el noroeste, sin poder determinar dónde, pero si con definida presencia humana en Arizona y Sonora, un grupo de individuos que se hacían llamar los Colhuas, este nombre tenía que ver con un dios primitivo del fuego que era representado por un anciano encorvado, el Dios Cultzi.
Este mismo personaje mítico nos permite seguir sus pasos aun cuando han pasado tantos siglos, resulta que este dios del fuego, dios encorvado, es el mismo que recibió advocación religiosa en un pueblo que su etimología contiene su nombre: Culiacan, en el actual estado de Sinaloa, así siguieron hacia el sur, por la línea costera, dejando amontonamientos de conchas donde se disponían a pasar algún tiempo al amparo de la proveeduría de alimentos entorno a las costas, de hecho no podemos precisar si fueron poco a poco cruzando por los mismos caminos o si bien se aventuraron en grupos mayores, lo que si sabemos es que viajaron hace muchos siglos tantos como para poder empezar a dilucidar que sucedieron hace mil quinientos años.
Este grupo de individuos que habito por siglos las tierras de Sonora, contribuyo con sus avances tecnológicos a dar soluciones a su desarrollo como grupo, también la síntesis de su historia encierra procesos interesantísimos de la historia nacional, aquí algunos pincelazos.

Puede afirmarse que los habitantes de Sonora en el pasado, durante el cenolitico, (nueva lítica) hayan desarrollado los primeros proyectiles de piedra con forma acanalada, este particular detalle en las puntas de piedra les permitía atarlas con seguridad al astil, amarradas con las fibras que recién habían aprendido a utilizar para su beneficio, estas fueron llamadas por los estudiosos como “puntas Clovis” y “puntas Folsom” primitivas herramientas que facilitaron enormemente la vida para aquellos habitantes de Sonora.
Las puntas de piedra atadas con fibras vegetales a un astil no solo les servía para cazar o pescar, sino también les eran útiles para defenderse y más adelante para la guerra y la presión que genero su voluntad sobre los otros a través de su fuerza de combate.
Parece que estos antiguos sonorenses deambularon por Sonora algunos 300 años, suficientes para asimilar y denotar el abrazo cálido y materno que la tierra sonorense prodiga a quienes se cubren con sus beneficios…

Par mayor información, consulta: https://www.inah.gob.mx/boletines/1946-descubren-otra-punta-clovis-en-el-norte-de-mexico